Cuando conoces a una persona que es un genio, lo notas al
instante.
Rebeca Khamlichi es uno de esos genios que andan sueltos por
el mundo.
Yo tuve el placer de conocerla y de vivir bajo el mismo
techo.
Un universo lleno de música, pinturas, amores y desamores,
risas, llantos, literatura y sobre todo mucho arte.
Ella me ponía a Concha Piquer y yo la ponía a Blind Melon.
Una de mis artistas favoritas y una de mis personas
favoritas.
Os presento a la gran Rebeca Khamlichi.
Layla: Aún te veo hace 4 años pintando en nuestra casa de Ópera con tu cabeza rapada y tus melodías en bucle de fondo...y yo disfrutando siempre de ti y de tu obra. Ahora veo que mucha más gente disfruta del universo Khamlichi. ¿Cómo han sido estos años de crecimiento artístico? ¿Cómo te sientes cuando te piden cuadros desde Australia?
Rebeca: Yo también lo recuerdo. Tengo que pediros
perdón por las horas de música en bucle. Otro día entramos en la
rotura-de-racha-e-inspiración si cambias de canción o disco. En estos años creo
que lo único que ha cambiado es que ya no me da tanto pudor enseñar lo que
hago. Antes me preocupaba demasiado la opinión de la gente ahora tengo
hasta “haters” y me hacen incluso gracia (no todos).
Layla: Sé que
eres muy castiza y amas mucho tu cultura, tanto de costumbres como
musicalmente. ¿Puede un artista vivir de su arte y no morir en el intento en
nuestro país? ¿Cuál es la fórmula secreta?
Rebeca:
No se sí hay más fórmulas, te puedo contar la que me ha funcionado a mí: ser
totalmente uno mismo, no intentar hacer lo que está de moda ahora. Hay un
montón de gente haciendo cosas ahora y les va bien porque se han atrevido a ser
ellos mismos. Es más difícil encontrar tu hueco en el mercado pareciéndote
a… que creando tu propio espacio siendo tú mismo.
Layla: Me
encantaría que le contases al mundo lo que la copla ha hecho por ti.
Rebeca: Jajajaja… Pues la copla es la gran banda
sonora de mis cuadros y me atrevería a decir casi de mi vida.
Layla: Las dos
somos muy fans de Hora de aventuras. ¿Crees que ayuda al mundo a ser un poco
mejor? ¿Cuál es tu personaje favorito?
Rebeca: ¡No puedo elegir uno! Pero puede decirte quién no me cae bien. Chicle:
no te voy a perdonar que no quieras a Finn.
Son unos dibujos que
tienen un millón de referencias culturales y que, sobre todo, inculcan unos
valores geniales: son sobre todo amigos y sobre todo leales. El mundo debería
parecerse un poco más a El Reino de Ooh
Layla: Recuerdo
también las veces que te dije que me encantaría leer un cuento con tus dibujos
y tus historias. Al final has hecho algo similar junto con tu “gemela”, la
cantante Zahara. Cuéntame un poco cómo surge todo esto.
Rebeca: No es exactamente un cuento con mis dibujos,
pero es un proyecto muy bonito . El libro se llama Semaforismos y garabatonías.
Los semaforismos son
pensamientos a los que llegas en un semáforo en rojo y hay 83. Son reflexiones
o micropoemas de Zahara. Además en cada libro hay una garabatonía que sería un
dibujo o garabato rápido que haces mientras estas esperando al teléfono. Hay
500 libros y 500 garabatonías distintas, cada una original, en la primera
página de cada uno de los ejemplares.
No sé como surgió, se
nos ocurren como otros 35 proyectos alocados al día y al final hemos llevado a
cabo éste. Ya antes había trabajado juntas en otro proyecto que se llama ilusTRAICIONES,
y que son dibujos míos con las letras de sus canciones.
Layla: Como buena
piscis ¿con qué sigues soñando?
Rebeca: ¡Con tener más galgos!
Layla: ¿Algún
artista al que admires?
Rebeca: ¿Uno sólo? ¡Tengo un montón! Ramón Maiden,
Rubenimichi, Mateo Dinnen, Gustavo Rimada, Raúl del Sol , Eugenio Merino, Juan
Francisco Casas, Abdul Vas, José Antonio Roda…
Layla: ¿Alguno
que detestes?
Rebeca: Sí, alguno hay, pero él no tiene la culpa, y
me parece feo decirlo en voz alta.
Layla: ¿una
banda sonora que te recuerde a nosotras?
Rebeca: Interpol.
Como viene siendo habitual cerramos esta entrevista con música.
Pero no sin antes decir que Rebeca estará todo este fin de semana vendiendo sus obras y demás Stuff en su puesto del Mercado Central del Diseño en el Matadero de Madrid.